Antes, los domingos por la tarde se iba al cine. Eso fue antes de la invasión de las televisiones, del invento del vídeo y de la llegada de Internet a nuestra vida. Los cines eran unos edificios enormes y señoriales, con atractivas fachadas, que llegaron a convertirse en el punto de encuentro social de familias y amigos. Estos espacios fueron parte de la niñez y de la juventud de muchos, pero unos grandes desconocidos para las generaciones millennials. Te invitamos a dar un paseo en bicicleta por la historia reciente de Las Palmas de Gran Canaria visitando sus cines más emblemáticos.
En la década de los 50, Las Palmas de Gran Canaria era una ciudad de cine, llegando a contar con 15 salas de proyección en diferentes barrios. En esta ruta visitaremos la localización de algunos viejos cines desaparecidos y admiraremos edificios con encanto por los que, debido a que hoy en día han cambiado su uso, pasamos sin darnos cuenta de que un día fueron el lugar donde se vivieron historias soñadas a través de la gran pantalla. Si no tienes bici propia para hacer el recorrido, puedes subirte al servicio municipal de bicicletas compartidas,
Sítycleta, que cuenta con estaciones a lo largo de este itinerario por los cines olvidados de la capital grancanaria.
El
Teatro Guiniguada se construyó para dar cabida a una sala de proyección, el
antiguo cine Avellaneda. Llama la atención que el proyecto inicial de este simbólico edificio de Vegueta, inaugurado a mediados de siglo, contemplara también un escenario y el foso para la orquesta. Este diseño peculiar facilitó su transformación en teatro, en los años 90. Localizado en uno de los rincones más encantadores de la Ciudad, este edificio se concibió, además de para albergar el cine, para viviendas, oficinas y locales comerciales. Es uno de los antiguos cines mejor conservados en nuestra Ciudad con un diseño clásico y unos detalles arquitectónicos que enamoran, como las cuatro columnas de la entrada.
Con la mente en las películas de antaño, tomamos el carril bici para cruzar el barranco del Guiniguada hasta llegar al
Teatro Cuyás, en el barrio de Triana. Tampoco este enorme recinto fue concebido como lo conocemos ahora: nació a finales del siglo como un circo que también albergó exhibiciones de lucha canaria. Ya en 1933, tras la reforma ideada por el arquitecto modernista Miguel Martín Fernández de la Torre, renació como un cine, donde también se celebraban peleas de gallos y se representaba teatro. En 1999 recibió la última gran reforma y en la actualidad se ha consolidado como uno de los recintos escénicos de referencia en Canarias.
Muy cerca del Cuyas, en el número 51 de la calle Primero de Mayo, se situaba uno de los cines más emblemáticos de Las Palmas de Gran Canaria, el antiguo
Hollywood Cinema, que posteriormente se llamó
Cine Avenida. En este recinto señorial, elegantemente decorado, se exhibieron películas de estreno y fue una de las primeras salas en atreverse con las películas
clasificadas S. Pese a los intentos por declararlo Bien de Interés Cultural, lamentablemente el edificio se demolió para construir en su lugar viviendas y locales comerciales.
Nos dirigimos, pedaleando, hasta el cercano Paseo Tomás Morales, donde en el número 25 abría sus puertas hasta el año 2004 el
Cine Capitol. No es difícil identificar el edificio ya que todavía conserva los ventanales y el porte elegante de su fachada. Fue una de las primeras salas de proyección de nuestra Ciudad, con
casi un millar de localidades disponibles, y también una de las últimas en cerrar. Del antiguo inmueble que en la actualidad es un edificio de viviendas, solo mantiene la fachada principal.
En Las Palmas de Gran Canaria también hubo un
Cine Rex, concretamente en el número 69 de la calle Eusebio Navarro, al que nos acercamos rodando en bicicleta. El cine se inauguró en 1961 y cerró sus puertas en 1986. El local pasó a convertirse en una bolera hasta su incendio y la sala de proyección, que se encontraba en la parte baja del edificio, actualmente funciona como garaje.
Tomamos el carril bici de León y Castillo hasta llegar al barrio de Alcaravaneras que también disponía de sala de cine propia el siglo pasado, en la esquina entre las calles Presidente Alvear y Néstor de la Torre, el
Cine Rialto. Tras 23 años en activo, el precioso edificio que acogía la sala de proyección, una excelente muestra de
arquitectura racionalista, fue demolido y actualmente es un inmueble destinado de viviendas.
Nos queda un buen trecho en bici hasta llegar hasta la playa de Las Canteras, concretamente hasta La Puntilla, justo donde está hoy el hotel Imperial Playa, que el siglo pasado era el
Cine Hermanos Millares, también conocido como
Cine Viejo o
Teatro Cine del Puerto. El proyecto del cine nació tras el éxito cosechado en un almacén junto al Mercado del Puerto donde se celebraban representaciones teatrales, proyecciones de cine y espectáculos de circo. Esta sala se convirtió en uno de los centros culturales de La Isleta, donde además de proyecciones de cine, había lugar para teatro, fiestas o bailes de Carnaval. Los mayores del barrio aún recuerdan que este local fue
el único de la Ciudad que se atrevió a exhibir la película Gilda.
Tal era el éxito de asistencia a las proyecciones de películas en el siglo XX, que
el barrio de La Isleta llegó a tener tres cines. Uno de ellos aún se conserva en pie, el
Cine Litoral, que permaneció abierto durante 20 años para, posteriormente, albergar un supermercado. Localizado en la prolongación del paseo de Las Canteras hacia El Confital, esta sala está íntimamente ligada a la historia del barrio, que mantiene este edificio en un lamentable estado de abandono.
Seguimos nuestra ruta en bici, pedaleando en el sentido contrario de la playa de Las Canteras, hasta llegar al número 163 de la calle Fernando Guanarteme. Aquí aún luce la fachada del
Cine Guanarteme, inaugurado en 1960 y que estuvo proyectando películas durante 26 años. El edificio se reutilizó durante varios años como iglesia evangelista y recientemente ha sido rescatado por el
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que proyecta la rehabilitación del inmueble para convertirlo en
centro sociocultural abierto al público.
La última parada de nuestro recorrido cinematográfico son los
Multicines Galaxy’s, en la confluencia entre las avenidas de El Cid y Mesa y López. Estas salas, modernas y cómodas, comenzaron a proyectar una variada oferta de películas de estreno en 1985, pero acabó cerrando sus salas en 2007. Aún así, hoy permanecen activos los locales del Galaxy’s.
Es un hecho que los grandes cines están desapareciendo de nuestras vidas y que ahora los cinéfilos solo pueden disfrutar de las proyecciones desde la oscuridad de las salas ubicadas en centros comerciales. Es el fin del cine tal y como lo conocíamos hasta ahora. Un final producto de una nueva era digital en la que, pese al cambio de formato, la magia del cine permanece. Porque, como decía la gran Scarlet O´hara, "Después de todo, mañana será otro día".